viernes, 2 de septiembre de 2011

EL BARCO


El barco surca el nuevo mar, el infinito mar, el imponente mar. Parece minúsculo ante lo magnífico, un grano de arena perdido en el desierto, una estrella entre tantas del firmamento.
A veces despliega sus velas. Otras, en medio de tormentas aterradoras, parece quebrar el mástil contemplando impotente ante la crueldad de Neptuno. Luego, en la calma, se anima a dejarse llevar.
El barco se siente insignificante y es que, aún no comprende, que el mar cobra sentido sólo con su presencia.


                                                                            Miriam Frontalini.

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