Nadie lo conocía, nadie sabía quién era, hasta el día en que cayó al piso con un hueco de bala en la nuca.
A diez mil kilómetros de allí, le habían disparado a su gemelo, en el mismo lugar.
©Miriam Frontalini.
A diez mil kilómetros de allí, le habían disparado a su gemelo, en el mismo lugar.
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