lunes, 18 de julio de 2011

MUERTE NINGUNEADA

En la cornisa de porcelana me encuentro mirando el negro mar que se tragará mi alma.
Otrora hubiera remontado vuelo, pero la vida es dura y uno paga el precio de los errores del pasado.
Veo mi reflejo allá en el fondo y me tiro para no prolongar el sufrimiento. Al instante siento achicharrárseme el cuerpo. Un segundo de pelea entre el morir y el seguir viviendo.
De a poco quedo inmóvil y la muerte viene a mi encuentro.
-Mozo ¡este café tiene una mosca!
Y la taza convertida en ataúd, es cambiada como si no hubiese ocurrido muerte alguna.


                                                                                  ©Miriam Frontalini.

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