Otra vez el sueño recurrente de estar parada en la nada. Me marea, me asfixia, me desgana
y miro arriba, si es que eso que veo es el arriba y grito hasta perder la voz, sin que mi voz alcance nada. Te busco, me busco, me siento perdida, la nada me abraza, me hiela los huesos, me consume la vida.
y caigo, una y otra y otra vez. y me engaño, me autoengaño cerrando los ojos para poder ver algo porque si los abro la luz me lastima. la luz que no es tuya ni mía. la luz que me esculca y me quema hasta hacerme cenizas. Las lágrimas kamikazes saltan al vacío burlando la orden. Resisto, me niego, me pinto la cara en señal de guerra y provoco al destino: que venga el que quiera.
Los ladrillos me caen en la cabeza, el cielo raso se rompe y se hunden los cimientos y entiendo que el mundo también aceptó jugar el juego... juega a que se esta desmoronando. Se me viene encima, me levanto, aunque me tiemblen las piernas me levanto. Sostengo todo el firmamento si es necesario pero nada te toca, nada te inmuta. Me da tanta bronca.
Empiezo a golpear al aire dormida, la espalda me duele, mis uñas se aferran al olvido y sacudo tus tumbas, insulto tus designios, maldigo el destino que alguien escribió en el libro y tomo las riendas porque si esta es mi vida, si vas a cobrarme hasta la última efímera porción de existencia, no va a ser dormida que ganes. Con todo lo que tengo, con cada gota de sangre, te guste o no, voy a demostrarte que transgrediendo profecías, yo controlo mis temores, desato mis pasiones, y aún abatida, con la frente en alto yo reescribiré mis días.
Miriam Frontalini.
y caigo, una y otra y otra vez. y me engaño, me autoengaño cerrando los ojos para poder ver algo porque si los abro la luz me lastima. la luz que no es tuya ni mía. la luz que me esculca y me quema hasta hacerme cenizas. Las lágrimas kamikazes saltan al vacío burlando la orden. Resisto, me niego, me pinto la cara en señal de guerra y provoco al destino: que venga el que quiera.
Los ladrillos me caen en la cabeza, el cielo raso se rompe y se hunden los cimientos y entiendo que el mundo también aceptó jugar el juego... juega a que se esta desmoronando. Se me viene encima, me levanto, aunque me tiemblen las piernas me levanto. Sostengo todo el firmamento si es necesario pero nada te toca, nada te inmuta. Me da tanta bronca.
Empiezo a golpear al aire dormida, la espalda me duele, mis uñas se aferran al olvido y sacudo tus tumbas, insulto tus designios, maldigo el destino que alguien escribió en el libro y tomo las riendas porque si esta es mi vida, si vas a cobrarme hasta la última efímera porción de existencia, no va a ser dormida que ganes. Con todo lo que tengo, con cada gota de sangre, te guste o no, voy a demostrarte que transgrediendo profecías, yo controlo mis temores, desato mis pasiones, y aún abatida, con la frente en alto yo reescribiré mis días.
Miriam Frontalini.
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