miércoles, 26 de diciembre de 2012

EL FINAL DE LA HISTORIA


Bajo la luz que la luna brindaba, logró subir el último peldaño del templo destruido. El eclipse había comenzado. Se apoyó en una columna y desde ahí divisó los cuerpos esqueléticos, inertes, bañados en sangre y en cenizas. El hombre había destruido al hombre.
Se arrodilló para llorar deseando que algún dios se apiadara de su alma, pero el viento se llevó su llanto pues no había nadie más que lo escuchara. Sus lágrimas hicieron surco en sus empolvadas mejillas hasta llegar a sus labios. Era la primera vez en días que bebía agua.
Suspiró como intentando dejarle al mundo, aunque más no sea, su aliento y fue resbalando entre las ruinas hasta desplomarse por completo.
Cuando el eclipse terminó, extrañamente el mundo siguió oscuro.
Antes de cerrar sus ojos para siempre, la vio. Una gota calló del cielo.
 
                                                          ©Miriam Frontalini.       
 

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